Castillo para Ernesto Tornquist
Es un eclecticismo con quizás alguna reminiscencia germánica producto del propio
Nordmann, en esa línea evocativa de los castillos típicos de orillas del Rin.
En la Argentina de entonces se gastaba en arquitectura, que era la expresión de riqueza de la época,todas las residencias de Tornquist eran casi prusianas por dentro, según sus
propias palabras, el tamaño de sus casas obedecía esencialmente a la cantidad de familia
(13 hijos) más el personal que trabajaba en ellas más la idea de dotar a la Argentina joven de algo que el tiempo le daría patina.
La edificación de esta vivienda sureña se comenzó en 1903, con materiales argentinos y
también locales de la sierra de la ventana puestos en el puerto de Buenos Aires y de ahí
enviados en el tren que iba a Bahía Blanca.
Así se dio el fenómeno de que, terminada la conquista de aquellas tierras aún salvajes,
enseguida llegó el tren.
Recién varios años después de su muerte y obviamente varios después de la inauguración
de la casa el gobierno le puso el nombre de Tornquist a este lugar.
Se bajó un piano en el mismo lugar donde hacía un puñado de meses sólo se podían
encontrar tolderías.
Jardín majestuoso
La sofisticación de un castillo levantado entre los pajonales duros de las Sierras de la Ventana debía complementarse con un jardín de la misma jerarquía estética, ya que la rusticidad del terreno contrastaba con laedificación. Por eso, Tornquist contrató al célebre paisajista francés Charles Thays para que le diseñara un parque acorde al medio geográfico.Thays terminó el trabajo en 1905 y a partir de entonces, durante seis años seguidos fue a la estancia La Ventana, donde puso alrededor de 10.000 plantas anuales, contando con que seperdería la mitad.
Con sólidos recursos económicos y tanto espacio libre para hacer el parque que más le gustara crear, Thays hizo un diseño muy extenso, con estatuas, copones y un quiosco alejado de la casa para que las señoras caminaran y fueran a tomar el té.Además, aprovechando el arroyo que atraviesa el casco, se levantaron dos puentes esenciales, ya que sino, no hay forma de llegar a la casa para pasar los dos arroyos que la circundan y se cavó un lago artificial que conectaba uno de los frentes a la casa con la vista más espectacular de as sierras de La Ventana.En La Ventana se instaló un gran portal de hierro forjado, a la usanza de las grandes mansiones rurales europeas.
Posteriormente, éste fue donado al parque provincial Sierra de la Ventana,donde luce en la actualidad.Este establecimiento ganadero, el primero de la comarca, se fraccionómuchas veces para dar lugar a otras estancias y al asentamiento de colonos suizos y alemanes que trajo Tornquist. En la actualidad, el casco histórico de la estancia La Ventana, todavía pertenece a la descendencia de su fundador.
Texto corregido por Horacio Randle, tataranieto de Ernesto Tornquist.
1 comentario:
debe haber sido una bellisima época, que la gente producia estas maravillas!!
Publicar un comentario